Finalmente salió humo blanco en Teatinos 120 y tenemos Reforma Tributaria (RT), pues se trata de mucho más que una modernización. Con buena voluntad y altura de miras está la posibilidad para consensuar una RT definitiva que sirva de marco tributario para muchos años. A diferencia de los cambios anteriores, como el actual gobierno no tiene mayoría en el Congreso, y ello obliga a buscar acuerdos. Y sobre todo tengamos un debate informado, sin eslóganes.

Y aquí surge el primer escollo. Se dice muy abiertamente que la integración del sistema al 100%, esto es que los impuestos pagados por las empresas sean crédito total para los impuestos personales, sería una medida regresiva, que favorece a los ricos o “súper ricos”. Discrepo con esa aseveración.

El porcentaje que no se reconoce como crédito para los impuestos personales genera un recargo de 9,45% para todos los tramos de ingreso, no solo a los de más altos ingresos. Incluso más, me atrevo a decir que los ricos y súper ricos no pagarán este recargo. Los dividendos distribuidos a las matrices hoy están integrados al 100% y los empresarios pueden retirar sus gastos personales como sueldos de sus sociedades anónimas y como dietas de sus directorios.

Son los muchos pequeños empresarios que trabajan con sus familias en sus empresas quienes no tienen esa opción. De hecho hay 150.000 empresas pymes que hoy están en el sistema semi-integrado. La única forma de tener una equidad horizontal perfecta, esto es igual impuesto a igual ingreso, es con el sistema integrado al 100%. ¿Cómo se resuelve esta diferencia de opinión entre los sectores políticos?. Muy simple, informando el pago de este impuesto adicional por tramo de ingreso en la declaración del año 2018. Nos vamos a sorprender.

Creo que la resistencia a integrar el sistema radica en otra creencia.

Se trata de que se piensa que el sistema integrado es más susceptible a la elusión y evasión que el sistema desintegrado. Otro error, el sistema integrado es simple, fácil de llevar, y la elusión se controla con las muy mejoradas facultades del Servicio de Impuestos Internos (SII), no con la desintegración que genera muchos otros problemas. Lo que sí es muy progresivo es controlar agresivamente la elusión en los tramos altos personales de ingreso, algo que todavía es insuficiente.

Un segundo tema relevante con la integración es la disminución de la recaudación tributaria. El Informe Financiero estima en régimen US$ 833 millones de costo.

Creo que esta estimación sobreestima el efecto en disminución de la recaudación y deberemos esperar la liberación de las bases de datos para corroborarlo. Probablemente se estima suponiendo políticas de retiro históricas y ello no considera el cambio de comportamiento y aprendizaje de los contribuyentes a momento de decidir como remunerarse.

El impuesto digital y la boleta electrónica son evidencia de que nuestro sistema se moderniza y pone al día, pero ello es tema de una próxima columna.

Artículo de Patricio Arrau

Fuente: La Tercera

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