La tensión o exigencia es necesaria y saludable en cierta medida para promover reacciones atingentes a las demandas de la vida diaria y el trabajo. Pero cuando aquella tensión es superior a las posibilidades de una persona, surgen las manifestaciones que habitualmente se reconocen como “estar estresado”.

Según la especialista en las áreas de psiquiatría y psicosocial de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad San Sebastián, María Cecilia Gaete, el estrés aparece cuando la tiroides, las paratiroides, el páncreas y la post-hipófisis no logran mantener al organismo en equilibrio ante una situación específica, desencadenando reacciones que se manifiestan con los siguientes signos: irritabilidad, inquietud, sensación de angustia, tendencia hacia la evitación de agentes desencadenantes del estrés, pérdida de motivación, manifestaciones fisiológicas tales como insomnio, malestares gastrointestinales, signos dermatológicos, neurológicos, musculoesqueléticos, entre otros.

Si bien las causas suelen ser multifactoriales, es en el contexto laboral donde se puede reconocer más claramente el estrés prolongado y recurrente en el tiempo dice.

Por eso es recomendable actuar antes que pueda desencadenarse otra manifestación más dañina. Oscar Silva, académico especialista en adicciones de la carrera de Enfermería de la U. San Sebastián, dice que el estrés laboral puede ser un factor de riesgo para conducir una adicción o incluso un gatillante para dar inicio a un consumo nocivo de alguna sustancia. Los tipos de adicciones reportadas a causa del estrés laboral son el uso tanto de drogas lícitas (benzodiacepinas, alcohol, tabaco) como también ilícitas (marihuana, cocaína), señala.

Artículo de Pamela Carrasco

Fuente:  Economía y Negocios

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