El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a recortar el pronóstico de crecimiento para la economía chilena este año a 1,6% desde el 1,7% proyectado en su informe anterior, mientras que para 2018 reafirmó un crecimiento del PIB de 2,3%.

Según el organismo, la baja se debe a “perspectivas más moderadas en torno al consumo público y privado, vinculadas con la mayor debilidad del mercado laboral y la prevista desaceleración del gasto público de este año”.

En el panorama, el FMI aseguró que para el segundo semestre de 2017, el crecimiento repuntaría “gracias a la mejora de la confianza y los recortes de la tasa de interés aplicados en los meses recientes en un contexto de rápida reducción de la inflación”.

Además, el documento elaborado por el director del departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, en el blog de la institución sobre perspectivas más recientes para la región, advirtió que “tras varios años de crecimiento por debajo del potencial, existe el riesgo de que el desempleo aumente por encima de lo que contemplan las proyecciones actuales”.

En abril de este año, la institución internacional aplicó un recorte de cuatro décimas al PIB de Chile en 2017 (desde el 2,1% estimado en enero al 1,7%) y en esa ocasión también ajustó a la baja su pronóstico para 2018 (desde el 2,7% al 2,3%).

Las observaciones

En cuanto al panorama de América Latina, el FMI insistió que la región “sigue apuntando hacia una recuperación gradual en 2017-18”, en gran parte gracias al cada vez más cercano fin de la recesión tanto en Brasil como en Argentina.

De esta manera, las proyecciones para Latinoamérica indican que crecerá 1% este año y 1,9% el próximo.

A pesar de lo anterior, el organismo reparó en que “en un contexto de poca confianza, la demanda interna sigue siendo débil en la mayoría de las economías”, y agregó que “se cree que la recuperación no será sino gradual, a medida que el producto efectivo se acerque al potencial y las fuentes internas de crecimiento adquieran más dinamismo”.

Lo anterior, a favor de un menor nivel de incertidumbre en las economías de la región, donde algunas naciones tendrán que perseguir maniobras “claras para profundizar los ajustes a los resultados fiscales y externos tras la pérdida permanente de los ingresos provenientes de las materias primas”.

En el marco de un progreso económico lento, los desafíos de América Latina consisten en una sostenibilidad de las políticas implementadas en pos de mejores niveles de vida.

Así, con perspectivas moderadas a largo plazo, sumado a un menor espacio fiscal, el organismo recomendó que “los países tienen que acelerar la ejecución de las reformas estructurales, que son tan necesarias para alcanzar el objetivo”.

Dentro de las correcciones que además aplicó el FMI en su último documento, se encuentra un alza en la previsión de crecimiento para Argentina (ver nota relacionada) y un segundo recorte en cuatro meses para Colombia (de 2,3% a 2,0% en 2017).

Misma suerte que Colombia corrió Perú, con su tercer rebaja de 2017 hasta una proyección de 2,7% este año.

Finalmente sobre Venezuela, la institución avizora un desplome económico de -12%, calificando su situación como “casi dramática”.

Artículo de Catalina Gopel

Fuente: Pulso

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